Hoy voy a hablar de un libro, aunque no de fotografías. Y de algunas cosas más de las que hay que hablar. Mucho. El libro en cuestión se titula Somos palestinos, y está escrito por la Reem Kassis e ilustrado por Noha Eilouti, ambas palestinas. Es un libro infantil, aunque yo lo dirigiría a todo el público. No es un libro mejor ni peor, pero tiene dos puntos muy positivos. El primero es que habla del pueblo palestino, de sus costumbres, su geografía, su historia y hasta de su gastronomía, y eso en sí ya es importante, porque se habla poco y hay que hablar mucho en estos momentos. El segundo punto positivo es que todos los beneficios obtenidos con la venta de este libro están destinados a los proyectos de Médicos sin fronteras en Palestina. Es un empeño personal del editor Leopold Blume, al que hay que agradecer su acción.
La razón por la que hay que hablar, y mucho, de Palestina es que, ya no hay duda y se puede decir abiertamente, está sufriendo un genocidio a manos del estado de Israel, gobernado por, también se puede decir abiertamente, el criminal Benjamín Netanyahu. En la edición de hoy domingo del diario israelí Haaretz, uno de los de mayor tirada y prestigio internacional, se puede leer en un artículo firmado por Ofri Ilany, intelectual israelí, «Genocidio o no, Israel sigue perpetrando crímenes de guerra en Gaza». Otro historiador israelí, Ilan Pappe, comentó ayer que «Israel cree que tiene una oportunidad histórica para acabar con los palestinos». Incluso el Papa pidió también ayer investigar si los ataques israelíes en Gaza constituyen genocidio, con todas sus palabras. Pocas dudas surgen ya sobre esta consideración.
Pero lo peor de todo es que el mundo, y cuando digo el mundo me refiero a los que tienen poder en el mundo, se cruza de brazos y deja hacer. Es la política de hechos consumados, hasta que Palestina deje de ser incluso una entidad fantasma como lo que ha sido desde los acuerdos de Oslo. Que el sionismo desde sus inicios, incluso antes de que se formara legalmente el estado de Israel en 1948, tiene como objetivo prioritario formar un Gran Israel del que no forme parte, o lo sea de una forma marginal, la población árabe, es algo público y notorio. Si quieren alguna referencia léanse El muro de hierro, la declaración de principios que redactó y defendió Zeev Jabotinsky, el padre del sionismo que está instalado en el poder en Israel actualmente. Lo dice clara y fríamente. Pero a poco que escarben pueden encontrar muchas más referencias.
Si Biden ha dejado hacer a Netanyahu a sus anchas, lo que va a encontrar este con Trump va a ser un apoyo incondicional y entusiasta para acabar, físicamente, no de forma metafórica, con los palestinos. Hasta el momento van ya cerca de 50.000 palestinos muertos, muchos de ellos menores de edad, de un total de dos millones. Si no se frena este genocidio ya, los muertos pueden duplicarse en un breve espacio de tiempo. Hasta ahora ha sido el tiempo de las bombas. A partir de ahora será el tiempo de las enfermedades, del hambre, de la sed, de muertes por inanición, por epidemias. Un proceso mucho mas mortal y rápido. No hay tiempo. Hay que actuar ya.
Todos somos palestinos